¿Es necesario tener seguro de vida después de la edad de retiro?
Definitivamente existen profesionistas que jamás durante su vida laboral tuvieron que analizar opciones de contratación de seguro de vida. Sus empleadores siempre lo ofrecieron como parte del paquete de prestaciones empresa tras empresa. Sin embargo, ahora que están llegando o ya están en edad de retiro, ya no hay empresas pagándoles este beneficio, y se preguntan si sería buena idea tomar una nueva póliza en su propio presupuesto o vivir sus años dorados sin una. ¿Cuál será la opción correcta?
Para empezar, digamos que no hay una sola respuesta correcta que aplique para todos. Cada persona se fincó durante su vida laboral su propia realidad de retiro. Algunos reciben la pensión del IMSS que su salario les pudo ofrecer, otros apostaron a invertir en su Afore, otros fomentaron inversiones en bienes raíces o en planes de retiro personales. Algunos otros no hicieron nada de esto. Por lo tanto, lo que es ideal para unos, no lo será tanto para otros.
Lo que hay que recordar siempre es la función primordial del seguro de vida: proteger a los miembros de una familia de la posible pérdida de ingreso en caso de que un proveedor principal llegase a faltar. Partiendo de este precepto, existen cuestionamientos principales para resolver caso por caso, algunos de ellos serían:
¿De dónde proviene el ingreso mayoritario?
De esta misma pregunta surgen otras nuevas como ¿qué pasaría si el esposo pensionado de una pareja en edad de retiro fallece y la viuda no tiene una pensión propia?. O bien, ¿qué sucede si la pareja fallece intestada y se avecinan juicios por parte de los hijos u otros familiares del fallecido, de dónde saldrá dinero para pagarles inmuebles o tan sólo los gastos de abogados y cortes?
Estas preguntas obligan a considerar escenarios, pero los únicos que se salvan de contar con una póliza serán aquéllos que no tienen dependientes económicos directos y han arreglado un testamento igualitario y justo para sus beneficiarios.
¿Han llegado a la edad de retiro endeudados?
Quisiéramos llegar a esta etapa de la vida libres de deudas, pero hemos visto que rara vez sucede así. Hay préstamos de inmuebles que aún se pagan, de autos; a veces los adultos mayores llegan cargando deudas de sus hijos, incluidos los estudios universitarios no sólo de ellos, sino de los nietos también. Si este es el caso, siempre será recomendado tener una póliza de seguro de vida.
¿Existe el deseo de robustecer la herencia?
Al morir, los bienes que dejamos van a pasar por la rasurada de Hacienda, es por ello que frecuentemente vemos inmuebles que no están regularizados o bien, libres de gravámenes. Se reciben, pero no se notifican y quedan a nombre del difunto permanentemente. Esto puede complicar demasiado las cosas cuando se busque venderlos o traspasarlos, pero no se hace porque simplemente no hay dinero para hacerlo. De igual manera, cuando hay una empresa familiar de por medio, ¿cómo pueden liquidar a algún socio, familiar o no, su parte si no hay el dinero para hacerlo? El seguro de vida puede resolver a la familia todos estos trámites para que la herencia pase a la siguiente generación intacta y en regla sin comprometer el patrimonio de los beneficiarios.
En resumen: Puede parecer contraproducente renunciar a un seguro de vida después de tanto tiempo de haber contado con él, pero también puede ser que genuinamente ya no se necesite. Si no hay ingresos que reemplazar, si no hay deudas en el patrimonio, si el/la cónyuge y los hijos son autosuficientes y no hay preocupaciones sobre cómo se arreglarán los bienes de una herencia, pues hay una gran probabilidad que no se extrañe la ausencia del seguro de vida. Pero si hay tan sólo una pequeña duda sobre al menos uno de estos temas, es innegable que se necesita cuanto antes el consejo de un buen asesor financiero, en especial si aún se tiene menos de 70 años de edad ya que crucialmente en este respecto, el tiempo es en verdad oro.
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