Mañana mismo empiezo…

Cuando dices eso, hablas en serio, como haces que cuando llegue el mañana estés dispuesto a cumplir.

Antes, los economistas creían que siempre tomábamos decisiones racionales, al elegir entre distintas opciones.

Pero hay rasgos irracionales en el comportamiento humano, que nos llevan a tomar decisiones subóptimas. Esto ha sido estudiado por los psicólogos Daniel Kahaneman (premio Nobel de Economía) y Amos Tversky, considerados los padres de la economía del comportamiento. El economista Richard Thaler utilizo los resultados de Kahaneman y Tversky para aplicarlos a la economía y a las finanzas y la neurociencia también se ha integrado. Ahora tenemos múltiple herramientas para entender y presumiblemente, mejorar nuestras decisiones económico-financieras.

La neurociencia actual ha detectado que existen regiones especificas de nuestro cerebro que se activan cuando tomamos decisiones utilizando el proceso de análisis que evalúa costos y beneficios. Al decidir se involucran regiones cerebrales que tiene que ver con las emociones, la experiencia y la intuición. Uno de los problemas al tomar decisiones a lo largo del tiempo es lo que se denomina “sesgo  hacia el presente”, que podemos explicar como sigue:

Supongamos que estas a dieta y es la hora en que normalmente tomas un pequeño refrigerio. Aparece un economista del comportamiento y te ofrece:

“Elige entre una manzana o una exquisita trufa de chocolate”; mañana a la misma hora te hará la misma oferta. Te pide que elijas de una vez hoy, lo que vas a querer comer mañana. Lo más probable es que escojas la trufa y le digas al economista que al día siguiente tomaras la manzana. ¡Después de todo se supone que estas a dieta!

Al día siguiente, como prometió, aparece el economista y te dice que a pesar de que elegiste la manzana, también tiene una trufa por si acaso decides cambiar tu decisión.

 

¿Qué haces?

Este dilema lo tenemos siempre en el presente nos proponemos tomar una decisión como estas:

  • Mañana comienzo mi dieta.
  • El mes que entra empiezo a ahorrar.
  • Mañana comienzo a hacer ejercicio.

El problema es que cuando llega el momento futuro ya nos parece atractivo cumplir el compromiso. Al tomar este tipo de decisiones nuestro cerebro tiene que escoger entre beneficios inmediatos o futuros. Según un estudio de Samuel McLure y otros, las recompensas en el presente inmediato activan la parte emotiva de nuestro cerebro mientras que los beneficios esperados en el futuro activan en la parte analítica. Así cuando el futuro se convierta en presente buscamos la recompensa rápida olvidando nuestra capacidad de análisis. Si tienes un sesgo hacia el presente, no te la pensaras para endeudarte.

 

¿Cómo triunfar?

¿Cómo combatir el sesgo hacia el presente?

  • Aprovecha las buenas intenciones originales y busca algún mecanismo que facilite cumplirlas. Pide a un amigo o familiar que te ayude a no desviarte de la elección inicial.
  • Procura recompensas alternas a cambio de cumplir con el cometido futuro. Cada vez que evites una tentación (como comer una trufa o endeudarte) date un premio.
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *